COLABORADORES: Sebastián González, David Hernando, Bárbara Ortiz.
CONSULTORES: Ines Ingenieros Consultores (estructuras).
La nueva Estación de Loiola pretende mejorar el entorno urbano actual mediante la eliminación de la barrera que supone la plataforma ferroviaria y a la vez dar una solución integral al tramo de vía que corre elevado sobre la calle y al paseo que se forma bajo ella. El proyecto plantea tres estrategias convergentes vinculadas a estrategias de expresión clásicas de la arquitectura: transparencia, movimiento y simultaneidad.
La transparencia se consigue mediante la superposición de diferentes configuraciones -cuerpos y líneas- sin dañar ni anular ninguna de ellas. En consecuencia la nueva estación será un conjunto de líneas estructurales capaces al mismo tiempo de definir un cuerpo nítido, sin predominio de uno sobre otro. La piel de fachada permite que el volumen parezca transparente, mostrando simultáneamente su interior y su exterior.
Durante el siglo XX escultores, pintores, cineastas, ingenieros y arquitectos trabajaron paralelamente en la representación simultánea de las fases del movimiento. En un primer paso hemos procedido a manifestar –en sucesivas y cambiantes secuencias- el giro de la elipse que da forma a esta arquitectura. Una elipse que va desplazándose desde las terminaciones de los andenes -donde esta elipse es vertical- hasta el vestíbulo de la estación, donde la elipse alcanza la posición horizontal.
El proyecto pretende dar una solución integral al tramo de vía que corre elevado sobre la calle -antes de cruzar el rio- y al paseo que se forma debajo de ella. Para ello se ha recurrido a la simultaneidad: considerando como punto de partida y punto de llegada el arco elíptico definido en el proyecto del futuro viaducto que ya está en marcha. El uso simultáneo de la misma figura geométrica -la elipse- en los dos proyectos permite que esta sea entendida como una operación unitaria.