COLABORADORES: Enrique Azpilicueta, Sebastian González, David Hernando, Bárbara Ortiz, Maike Hübner.
El proyecto de una nueva casa para los elefantes asiáticos y para las jirafas africanas en el zoo de Zúrich se desarrolló en torno al sugerente paisaje de los charcos y su posible diversidad de escalas. Porque grandes charcos son los estanques de las ciudades asiáticas dedicadas al culto del elefante, grandes charcos son los humedales que se forman en la sabana y grandes charcos, bellísimos, son los lagos suizos. Los charcos encierran un concepto espacial capaz de unificar los tres paisajes y convertirse en el hilo conductor -conceptual y real- de la visita al parque de los elefantes y a la futura sabana.
Los charcos surgen de la elevación y depresión de las tierras y en nuestro caso servirán para ordenar y enriquecer la experiencia del visitante. Mediante este proceder, la arquitectura y el paisaje se funden, al quedar inmersos en unas grandes depresiones y elevaciones artificiales, que darán lugar a lagos y montículos, capaces de hacer que las situaciones perceptivas -visuales, sonoras, táctiles y olfativas- se multipliquen de forma infinita.
El paisaje resultante, de escalas diversas, contribuye a aumentar la diversidad biológica. Las zonas secas o húmedas, altas o bajas, soleadas o en sombra serán territorios favorables al crecimiento diverso de especies y a la búsqueda entre ellas de sus áreas preferentes y de equilibrio. En el ejercicio de re-crear un paisaje típico del bosque asiático y de la sabana africana trasladado a Suiza, el esfuerzo se enfoca en conseguir el tipo de emoción que dichos paisajes producen sobre el espectador y no en perseguir una copia de la naturaleza de estos lugares.