ARQUITECTO ASOCIADO: Enrique Azpilicueta
COLABORADORES: Sebastián González, David Hernando, Bárbara Ortiz, Rocío Sánchez.
CONSULTORES: Ines Ingenieros Consultores (estructuras e instalaciones).
D.O PAISAJISMO Y JARDINERÍA: Liquidambar
Al inicio del proyecto teníamos constancia de que los Campus universitarios son lugares donde las relaciones y el parentesco entre arquitectura y paisaje son muy evidentes. El nuevo campus se debía ubicar en una parcela muy arbolada a las afueras de Madrid. Al visitarla nos encontramos con los maravillosos restos de los grandes encinares que rodeaban la ciudad, la mayoría ya desaparecidos. Desde el principio fue obvio que el proyecto debía poner en valor ese patrimonio, debíamos aprovecharnos del fuerte vínculo entre las cosas que constituye el paisaje, y a través suyo generar proporción, dinámica y ritmo.
Optamos por fraccionar el programa en un conjunto de pabellones que diera origen a un campus universitario abierto, con cuerpos originados por el movimiento, paseos intrincados y jardines muy diversos. El dinamismo topológico se introduce por el modo de disposición de los pabellones en el territorio. Los pabellones aparecen o desaparecen a medida que se recorren caminos sinuosos, sensación que se acrecienta por los deslizamientos de unas plantas sobre otras.
Arquitectura y estructura se desplazan y deslizan la una sobre la otra, como si los volúmenes hubieran sido movidos por efecto del arbolado, del aire o de la luz, provocando la aparición de efectos dinámicos inesperados.